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Mathra Das era un hombre de Pakistán, de manera que él había adorado ídolos de barro. Su nombre significaba “esclavo de un dios”. Un día de Navidad otros de sus compatriotas que habían oído hablar de Cristo y habían comenzado a recibir las enseñanzas de él tuvieron una cena de Navidad. Mathra Das ayudó a pagar la comida de la misma manera que lo hicieron los demás; pero cuando comenzó el culto de adoración él se sentó a un lado sin tomar parte en nada. Después pidió a uno de los cristianos que le hablara más de aquella creencia. Este hombre le dijo que él mismo no sabía mucho. Pero le obsequió un Evangelio de Marcos en idioma Gurmukhi.
Mathra Das lo leyó. Después compró un Nuevo Testamento en Gurmukhi y lo leyó todo muy pronto. Con frecuencia iba para que un evangelista le explicara aquellas enseñanzas. Al poco tiempo dejó de emborracharse y después fue bautizado con toda su familia. En seguida se cambió de nombre y eligió como nombre Das Masih, que significa “esclavo de Cristo”, a raíz de haberse encontrado con DIOS.
Fabuloso privilegio
Mathra Das era un hombre de Pakistán, de manera que él había adorado ídolos de barro. Su nombre significaba “esclavo de un dios”. Un día de Navidad otros de sus compatriotas que habían oído hablar de Cristo y habían comenzado a recibir las enseñanzas de él tuvieron una cena de Navidad. Mathra Das ayudó a pagar la comida de la misma manera que lo hicieron los demás; pero cuando comenzó el culto de adoración él se sentó a un lado sin tomar parte en nada. Después pidió a uno de los cristianos que le hablara más de aquella creencia. Este hombre le dijo que él mismo no sabía mucho. Pero le obsequió un Evangelio de Marcos en idioma Gurmukhi.
Mathra Das lo leyó. Después compró un Nuevo Testamento en Gurmukhi y lo leyó todo muy pronto. Con frecuencia iba para que un evangelista le explicara aquellas enseñanzas. Al poco tiempo dejó de emborracharse y después fue bautizado con toda su familia. En seguida se cambió de nombre y eligió como nombre Das Masih, que significa “esclavo de Cristo”, a raíz de haberse encontrado con DIOS.
Acto de fe
¿Estás luchando con algún problema crónico en tu vida que parece no mejorar (5:26)? ¿Te has sentido alarmado y «embargado por el miedo» (5:36)? En este pasaje vemos cómo respondió Jesús ante estas situaciones.
En el Nuevo Testamento vemos el extraordinario sentir de la gente que estaba conociendo a Dios por medio de Jesús. San Juan (1 Juan 1:1) escribe acerca de «la Palabra de la Vida» de la que «hemos oído» y «visto con nuestros propios ojos» la cual «hemos tocado con las manos» (vv.27,30-31).
La gente que entraba en contacto con Jesús parecía percibir que entraban en la presencia de un Dios santo. Jairo «se arrojó a sus pies» (v.22). La mujer enferma se «arrojó a sus pies» (v.33).
Aquella mujer llevaba sufriendo una enfermedad crónica doce años, la cual era incurable en aquella época (v.26). «Oyó hablar de Jesús» (v.27) y respondió con fe «y le tocó el manto» porque pensó para sus adentros: «Si logro tocar siquiera su ropa, quedaré sana» (vv.27–28). «Al instante cesó su hemorragia, y se dio cuenta de que su cuerpo había quedado libre de esa aflicción» (v.29).
El contacto con Jesús tuvo un impacto profundo en la gente. Jesús le dijo a la mujer enferma: «Vete en paz y queda sana de tu aflicción» (v.34). El dolor de los doce años pasados fue remplazado por la paz y la libertad. No importa lo que sea con lo que estés luchando en tu vida; sin importar cuanto tiempo lleves sufriéndolo, extiende tu mano a Jesús, como lo hizo aquella mujer, para que te ayude.
La hija de Jairo tuvo la experiencia más extrema del impacto de encontrarse con Jesús cuando fue traída de vuelta a la vida. Había una conmoción y un lamento. Le decían que no «molestara» a Jesús (v.35). Pero Jesús dijo: «No tengas miedo; cree solamente» (v.36, DHH).
Jesús dijo que «la niña no está muerta sino dormida» (v.39). Puesto que Jesús iba a resucitarla, su muerte no era más permanente que quedarse dormida. El apóstol Pablo, como Jesús, usó el término «estar dormido». Cuando caes en un sueño profundo, lo siguiente que ves es la mañana. Cuando mueres en Cristo, lo siguiente que verás es que estarás con el Señor.
Jesús se llevó consigo a los tres discípulos en cuya fe podía confiar (además de los padres). Parecía que quería que allí hubiera una atmósfera de fe cuando orara para que la niña fuera resucitada de la muerte.
No había nada «súper espiritual» acerca de Jesús. Era alguien muy práctico: les «mandó que le dieran de comer a la niña» (v.43). Una vez más, un relato que empieza por el miedo acaba en la fe.
Cuando la gente vio lo que Jesús hizo «se llenaron de asombro» (v.42b) y estaban «maravillados» (6:2b). Por supuesto, igual que hoy en día, no todo el mundo tuvo esa reacción. Algunos comenzaron a «burlarse de él» (5:40) y otros «se escandalizaban a causa de él» (6:3). En su pueblo Jesús era «un profeta [...]» al que no se honraba (6:4). Aquellos más cercanos a él no lo reconocieron. A veces, nos resulta difícil recibir las cosas de aquellos que mejor conocemos.
Como pasa hoy en día, algunos reconocieron a Jesús y otros no se enteraron. La distinción clave era si tuvieron o no tuvieron «fe». Le dijo a la mujer enferma: «¡Tu fe te ha sanado!»(5:34). Le dijo a Jairo: «No tengas miedo; cree solamente» (v.36, DHH). En su pueblo se «quedó asombrado por la incredulidad de ellos»(6:6).
Por medio de su muerte en la cruz, Jesús cumplió los requisitos para encontrarse con Dios. Ahora es por esta fe por la que tú y yo nos encontramos con Jesús y por medio de Él, nos encontramos con Dios.
Oración
Señor, líbrame del cinismo y el escepticismo. Gracias porque te puedo encontrar por medio de la fe. Señor, incrementa mi fe; cuando me sienta alarmado y «embargado por el miedo» ayúdame a «creer solamente».
Acceso por medio de Jesús
No podemos comprender en toda su magnitud el inmenso privilegio que es poder encontrarnos con Dios, sin que veamos el trasfondo del Antiguo Testamento. Aquí vemos la descripción de la Tienda del Encuentro (27;11), (donde Dios se encuentra con Moisés y los sacerdotes: 30:36; 28:30). Entrar en «la presencia del Señor» (28:30a) era algo asombroso. Aarón entró «ante el Señor en el Lugar Santo» (v.35).
El autor de los Hebreos explica cómo apunta a Jesús todo esto. El tabernáculo era «copia y sombra del que está en el cielo» (Hebreos 8:5a). Incluso los sacerdotes podían entrar solamente en el Lugar Santo, pero no en el Lugar Santísimo. «Con esto el Espíritu Santo da a entender que, mientras siga en pie el primer tabernáculo, aún no se habrá revelado el camino que conduce al Lugar Santísimo» (9:8). Era por tanto una ilustración (v. 9a).
El autor de los Hebreos muestra cómo este pasaje conforma el antecedente para el sacrificio de Jesús por nosotros, por el que hizo posible que tú y yo nos podamos encontrar con un Dios santo por medio de la sangre de Jesús, ofrecida «una sola vez y para siempre» (v.26).
Oración
Señor, gracias porque por medio de la sangre de Jesús, has hecho posible que yo entre en el Lugar Santo y llegue hasta Tu presencia. Te doy gracias porque por medio de Jesús tengo acceso «al Padre por un mismo Espíritu» (Efesios 2:18). Gracias porque me puedo encontrar contigo.