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El hombre ha adquirido mucha ciencia y poca sabiduría.
La palabra de Sabiduría: es una inspiración del Espíritu Santo que imparte alguna percepción o comprensión profunda que conmueve muy fuerte los corazones de quienes la oyen. Las personas siempre al escuchar a Jesús se preguntaban «¿De dónde saca todo esto?»
La palabra sabiduría es útil para solucionar problemas en una familia o congregación.
Palabra de Conocimiento también es una inspiración del Espíritu Santo en la que un individuo recibe información o «conocimiento» sobre una persona o situación. Estas palabras de conocimiento muchas veces se dan en momentos de oración, donde el Señor da una percepción a quienes están orando o intercediendo por alguien más.
La palabra de Conocimiento muchas veces evidencia algo que está pasando, y sirve para confirmar algo que Dios ha dicho, como traer alivio, dar estrategias… Esta palabra revela cosas.
Alguien definió la sabiduría como «el arte de dirigir». Al recorrer la vida necesitarás transitar muchas situaciones ajustadas que requerirán gran sabiduría a fin de evitar daños sobre ti mismo o los demás.
Evita hacer giros incorrectos
La infidelidad (vv.16-18) es un ejemplo de un giro equivocado. La sabiduría «te librará del camino de los malvados» (v.12). Evitará que pierdas la dirección. Te librará «de los que andan por caminos torcidos y por sendas extraviadas» (v.15). Puede que el mal parezca atractivo, pero en realidad es perverso y conduce a la oscuridad.
El matrimonio es un «pacto con Dios». «Pacto» es una palabra importante para describir la relación de Israel con el Señor (el antiguo pacto) así como también nuestra relación con él bajo el nuevo pacto. Un pacto es un acuerdo vinculante que no debería romperse.
Involucrarse en una relación adúltera es malo para ambas partes. En este caso, es la mujer la que «La cual abandona al compañero de su juventud, Y se olvida del pacto de su Dios» (v.17). El hombre que comete adulterio con ella ha caído en la tentación de ser arrastrado fuera de la senda recta hacia el camino que, en última instancia, «conduce a la muerte» (v.18).
La sabiduría ayuda a mantenerte dentro de la senda correcta (v.16a). «Así andarás por el camino de los buenos, Y seguirás las veredas de los justos;» (v.20). Te guardará para que camines con los «íntegros» (v.21), quienes caminan con rectitud.
Oración
Señor, dame sabiduría. Ayúdame a transitar por las senda recta que conduce a la vida.
Escoge la buena senda
Los momentos difíciles podrían hacer que cambies de rumbo hacia el sentido equivocado. Pero si permaneces en la senda correcta esta te conducirá hacia una mayor compasión y sabiduría.
El libro de Proverbios nos presenta una alternativa entre el camino de la sabiduría y el camino del mal. Aquí observamos cómo se evidencian estos dos senderos en la práctica, en la vida de Herodes y de Jesús.
Herodes el tetrarca era Herodes Antipas (21 a.C.–39 d.C.), quien rechazó a Jesús (cuando Pilato envió a Jesús ante Herodes), justo antes de la muerte de Jesús (ver Lucas 23:8-12).
Herodes había hecho lo que el autor de Proverbios advierte. Había cometido adulterio con la esposa de su hermano, Herodías. Al ser confrontado con sus acciones arrestó a Juan el Bautista, a quien «había encadenado y metido en la cárcel» (Mateo 14.3), movido por su propia conciencia culpable.
La vida de Herodes giraba en torno a la gratificación personal. Había descartado una esposa y adquirido otra. Su enfoque estaba en su propio placer en vez de considerar el dolor que sus acciones causarían a los demás, cuando menos a su hermano Felipe. Ten cuidado de que el placer personal no te interese más que las necesidades de los demás.
El temor al rechazo también puede meternos en problemas. Cuando consideraba la idea de matar a Juan, Herodes dudaba porque «le tenía miedo a la gente» (v.5). Sin embargo también temía el rechazo de los invitados de su fiesta y por lo tanto le concedió a la hija de Herodías la petición de la cabeza de Juan el Bautista (vv.8-10). Cerciórate de no permitir que lo que otros piensen te importe más que hacer aquello que es correcto.
Debido a que Juan el Bautista hablaba con tanta valentía, Herodes quería matarlo (v.4). Parece que el mal obró en la familia porque su sobrina, la hija de Herodías, tramó con su madre que Juan fuera decapitado (vv.6-10). Estaban tan endurecidas por la maldad que ni siquiera se incomodaron al ver la cabeza de Juan el Bautista en una bandeja (v.11).
Los discípulos de Juan contaron a Jesús las terribles noticias (v.12). Jesús quedó claramente en shock por la muerte de su primo. Su reacción ante las malas noticias fue retirarse «solo en una barca a un lugar solitario» (v.13). Necesitaba estar a solas con Dios.
Pero cuando sus planes fueron interrumpidos, Jesús no se irritó (¡como sí suele ocurrirme a mí!). Es bueno hacer planes pero también dejar que Dios los interrumpa. En virtud de su compasión (v.14), Jesús tuvo la sabiduría no solo de «seguir la corriente» sino también de reaccionar activamente y «sanó a los que estaban enfermos» (v.14). Aun después de pasar todo eso, no aprovechó la oportunidad para aislarse de las multitudes. En cambio, las alimentó, o mejor dicho, enseñó a sus discípulos cómo alimentarlas milagrosamente (vv.16,19-20). Los movilizó.
Vemos la sabiduría extraordinaria de Jesús mientras transitaba a lo largo de su jornada. Era un día que había comenzado mal. Pero se las arregló para sanar a muchos enfermos y alimentar de manera milagrosa a «cinco mil hombres, sin contar a las mujeres y a los niños» (v.21). Fue un día que se recordaría a lo largo de la historia y que desde entonces ha afectado positivamente a millones de vidas.
Oración
Señor, que los momentos difíciles en mi vida no me saquen de la senda recta sino que me lleven a ejercitar una mayor compasión y sabiduría.
Navega a través de los desafíos de la vida
¿Alguna vez te rechazaron, te trataron injustamente, te decepcionó un amigo o te encontraste ante una situación frustrante?
«Una gran fe es producto de grandes batallas. Los grandes testimonios son resultado de grandes pruebas. Los grandes triunfos solo pueden provenir a partir de grandes tribulaciones», dijo Smith Wigglesworth. Vemos esto ejemplificado en la vida de José.
A sus treinta años de edad (41.46) lo pusieron a cargo de todo Egipto. El faraón buscaba una persona sabia y experimentada y reconoció que no había nadie tan calificado como José (vv.33,39).
Pero primero, José atravesó un tiempo muy duro. Todo era parte de su entrenamiento. Había sido rechazado por sus hermanos, tratado injustamente y puesto en prisión. Aun así no había acabado su padecimiento.
Dios le concedió la interpretación de los sueños de sus compañeros, el copero y el panadero. Le fue dada una interpretación clara y precisa. El panadero fue ejecutado pero el jefe de los coperos recibió la libertad y fue restituido a su antigua posición. Lo que José había pedido era que cuando este fuera libre no se olvidara de él ante el faraón de modo que pudiera salir de prisión (40:14).
El jefe de los coperos se olvidó de José (v.23). Debe haber sido difícil y desalentador para José. Nunca es fácil cuando los amigos te decepcionan. En el caso de José, implicó dos años más de sufrimiento en un calabozo (41:1).
La cárcel habrá sido un lugar extraordinariamente frustrante para un hombre del talento de José. Por entonces tenía alrededor de veinte años, en la flor de su vida. No sabía si sería liberado. Al considerar esto pienso en mí, que no soy una persona demasiado paciente. ¡Creo que hubiera enloquecido por la frustración!
Pero Dios preparaba a José para algo grande. Probablemente no lo parecía que lo estuviera haciendo en aquel momento. Al alimentar a los demás prisioneros, Dios preparaba a José para el momento en que alimentaría a las naciones desde un palacio.
Finalmente, cuando el faraón tuvo sueños que no podía interpretar, el jefe de los coperos dijo: «Me acuerdo hoy de mis faltas» (v.9). José fue convocado para interpretar los sueños del faraón.
José expresó: «No está en mí; Dios será el que dé respuesta propicia a Faraón» (v.16). Vemos de qué forma José había crecido en sabiduría. La autoconfianza y el pavoneo de su juventud habían sido reemplazados por la dependencia de Dios. Aquí se desempeña con una extraordinaria mezcla de humildad y confianza (dos cualidades que no suelen ir de la mano). Esta es la clase de humildad y confianza que necesitamos para enfrentar los desafíos de la vida: «No soy yo quien puede hacerlo […] sino que es Dios».
José interpreta los sueños del faraón (vv.25-32) y le dice cómo responder a ellos (vv.33-36). Aun el faraón reconoce la gran sabiduría que creció en José. Pregunta a sus funcionarios: «¿Acaso hallaremos a otro hombre como este, en quien esté el espíritu de Dios?» (v.38). Por reconocer que no había nadie más «competente» ni «sabio» que José, el faraón lo puso a cargo de todo el imperio (vv.39-40).
En medio de tu padecimiento, tus pruebas y tus tribulaciones, Dios te prepara. José había crecido en sabiduría. Como resultado, elaboró un plan que permitió que la gente transitara con éxito un período de gran recesión financiera y perturbación. En estos momentos algunos de nosotros enfrentamos toda clase de dificultades financieras. Quizá el apoyo y la sabiduría de Dios no siempre cambien la situación, pero te ayudarán a transitar en medio de las batallas que enfrentes.
Oración
Gracias, Señor, por la forma en que utilizas los momentos difíciles en mi vida. Ayúdame a crecer en sabiduría, a estar confiado en ti y transitar con madurez los retos y los desafíos de la vida.