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Mucha gente no alcanza todo su potencial. Podemos vernos tan atrapados en el día a día que no logremos abandonar los antiguos patrones y cambiar. Sin embargo, todos tenemos un deseo dado por Dios de vivir según nuestro máximo potencial. Quizá recuerdes esta famosa semblanza:
«Salomón Grundy… Nacido un lunes…
Bautizado un martes… Casado un miércoles…
Enfermado un jueves… Empeorado un viernes…
Muerto un sábado… Enterrado un domingo…
Y ese fue el fin de Salomón Grundy».
Para algunas personas, así es como podría resumirse su vida. Y sin embargo todos sentimos en lo profundo que «en la vida debe haber algo más que esto». En efecto, Jesús dice: «¡Sí que hay algo más!». El potencial de cada ser humano es enorme.
Jesús quiere que experimentes una vida altamente productiva. Desea que produzcas «y dio fruto, cuál a ciento, cuál a sesenta, y cuál a treinta por uno» (Mateo 13:8). Lo mínimo es una multiplicación de treinta veces. La clave para dicho potencial está en nuestra relación con Jesús: una relación que puede ser tan íntima como la de un hermano o hermana o madre (12:50). Puedes llevar una vida de verdadero propósito que marque la diferencia para el mundo, y esto gracias a lo que recibas de él (13:11,12,16).
Tu potencial no consiste en ser dirigido por la ambición ni el éxito; se trata de reconocer quién eres en Dios. Al buscarlo a él y llevar tu vida según sus propósitos, cosecharás mucho fruto. Cuanto más desarrolles el potencial dado por Dios, tanto más te confiará. Quiere que tengas una vida de abundancia (v.12).
El potencial de Israel era muy grande (Génesis 35:11). Dios se proponía que su pueblo no solo fuera bendecido sino que también fuera de bendición para otras naciones. Tienes la oportunidad de vivir una vida de mayor bendición que aquellos mencionados en el Antiguo Testamento. Jesús dice: «Pero bienaventurados vuestros ojos, porque ven; y vuestros oídos, porque oyen. Porque de cierto os digo, que muchos profetas y justos desearon ver lo que veis, y no lo vieron; y oír lo que oís, y no lo oyeron.» (Mateo 13:16-17).
Jesús advierte de que aunque hay un gran potencial en cada uno de nosotros, también hay trampas en el trayecto. ¿Cómo evitar las trampas de la vida y alcanzar tu potencial?
Promueve la humildad
En su libro, Finding Happiness: Monastic Steps for a Fulfilling Life [Hallar la felicidad: Pasos monásticos para una vida plena], Abbot Christopher Jamison define el orgullo como «autoimportancia». Dice: «La humildad es un enfoque sincero a la realidad de nuestra propia vida, que reconoce que no somos más importantes que los demás»
En este salmo, el autor recorre un trayecto que va desde sentir que Dios está «distante […] en momentos de angustia» (v.1 en adelante), hasta comprender (como leeremos mañana) que Dios ciertamente ve la opresión y la violencia, oye el lamento de los afligidos y defiende a los huérfanos y los oprimidos (ver v.14 en adelante).
De hecho, el «malvado» (v.2) es quien busca distanciarse: «tus juicios están lejos, muy lejos de su vista» (v.5, DHH). Se consideran como más importantes que otros, en especial los pobres, a quienes atrapan y aplastan en su red (vv.9-10). Estos versículos nos hablan de la trampa del orgullo y la insolencia (v.4).
Cuando las cosas van bien somos tentados a decir: «Nada me hará caer. Siempre seré feliz. Nunca tendré problemas» (v.6). Podemos vernos tentados a sentir que no necesitamos a Dios: «El malo, por la altivez de su rostro, no busca a Dios; No hay Dios en ninguno de sus pensamientos» (v.4). Es fácil volvernos arrogantes (v.2) y presumidos (v.3). Este salmo nos advierte en contra de eso, recordándonos nuestra necesidad de Dios.
Oración
Señor, líbrame del orgullo, la arrogancia y la autoimportancia. Que pueda buscarte con todo mi corazón, recordando que te necesito y que nunca me olvidarás.
Procura la intimidad
Algunas sectas peligrosas han deformado las palabras de Jesús (12:50) para enseñar que convertirse al cristianismo implica cortar toda relación con la familia. Eso no solo es peligroso sino que también es antibíblico. El quinto mandamiento dice: «Honra a tu padre y a tu madre» (Éxodo 20:12). En el Nuevo Testamento se nos aclara: «El que no provee para los suyos, y sobre todo para los de su propia casa, ha negado la fe y es peor que un incrédulo» (1 Timoteo 5:8).
Aquí, no obstante, Jesús muestra que hay algo aún más importante que la relación con la familia. Tu llamado supremo es tener una relación íntima con Jesús, haciendo «la voluntad del Padre» (Mateo 12:50).
Jesús dice: «Porque cualquiera que hace la voluntad de mi Padre que está en el cielo, ese es mi hermano, mi hermana y mi madre» (v.50, DHH). Sus palabras hablan de intimidad, permanencia y aceptación: una relación al nivel más profundo posible. Puedes gozar de esta sorprendente cercanía con Jesús. Esfuérzate por permanecer cerca de él cada día y así desarrollarás tu potencial.
Echa raíces
Los momentos altos de las experiencias espirituales son muy importantes, pero si no se combinan con profundas raíces espirituales se corre el peligro de la superficialidad, algo que podría llevar al alejamiento. Sé consciente de esta trampa. Todos corremos el riesgo de alejarnos en nuestro corazón incluso mientras hacemos lo correcto.
Jesús habla de la semilla que cae en la superficie del suelo. Crece rápido pero se marchita por no tener raíz (13:6). Luego explica que la persona que no tiene raíces dura solo un corto tiempo porque se aleja cuando llegan los problemas o la persecución (v.21).
Tus raíces espirituales son las partes de tu vida que nadie más ve, tu vida secreta con Dios. Esto incluye tus oraciones, tu forma de dar y tus pensamientos. Si quieres realizar tu potencial cerciórate de desarrollar raíces profundas, fuertes y saludables en tu relación con Dios.
Es tan fácil que la gente se distraiga por las preocupaciones de la vida. Muchas cosas pueden llenar tu calendario y restar tiempo para Dios, la iglesia u otros espacios en donde tus raíces espirituales podrían desarrollarse. De nuevo, esto representa un peligro para todos.
Jesús advierte sobre los espinos que ahogan la planta (v.7). Luego explica que los espinos son «las preocupaciones de esta vida y el engaño de las riquezas» (v.22).
Oración
Padre, gracias por invitarme a tener una relación personal y estrecha con Jesús. Ayúdame a echar raíces profundas y fijar mis ojos fijos en ti. Ayúdame a cuidar esta relación y no permitir que nunca otras cosas, incluso buenas, ocupen ni ahoguen mi vida.
Purifícate
En este pasaje encontramos una advertencia sobre el peligro de la escalada de la venganza (ver 1 Corintios 10:11). Un crimen terrible (la violación de Dina, Génesis 34:2) condujo a otro. La retribución no fue proporcional. Los del pueblo de Dios «fueron a la ciudad, donde los varones se encontraban desprevenidos, y los mataron a todos. […] Se llevaron todos sus bienes, y sus hijos y mujeres» (vv.25-29).
El resultado fue un desastre. Jacob dice: «Entonces dijo Jacob a Simeón y a Leví: Me habéis turbado con hacerme abominable a los moradores de esta tierra, el cananeo y el ferezeo; y teniendo yo pocos hombres, se juntarán contra mí y me atacarán, y seré destruido yo y mi casa.» (v.30). Las acciones de Simeón y Leví son condenadas rotundamente debido a su violencia, ferocidad y crueldad (ver 49:5-7).
La venganza no fue una trampa para Simeón y Leví solamente; una vez más, es una tentación para todos los seres humanos. Cuando nos ofenden, queremos venganza. En el Antiguo Testamento la retribución se limitaba de forma proporcional: «Vida por vida, ojo por ojo, diente por diente», etc. (Éxodo 21:23-24). Jesús establece (y mediante su muerte y resurrección posibilita) un estándar aún más alto para tus relaciones cotidianas: ¡Perdona y ama a tus enemigos!
Jacob dijo a su familia: «Desháganse de todos los dioses extraños que tengan con ustedes, purifíquense» (Génesis 35:2). Dios se apareció a Jacob (renombrándolo «Israel», v.10) y dijo: «También le dijo Dios: Yo soy el Dios omnipotente: crece y multiplícate; una nación y conjunto de naciones procederán de ti, y reyes saldrán de tus lomos.» (v.11).
El potencial es enorme. Si queremos tener un impacto poderoso para Cristo en el mundo, debemos ser gente de pureza.
Oración
Señor, gracias porque el potencial en mi vida es enorme. Gracias por querer que tenga una vida altamente productiva, de verdadero propósito, que marque la diferencia para el mundo. Ayúdame a evitar las trampas y alcanzar mi potencial. Que produzca una cosecha treinta, sesenta y aun cien veces más de lo sembrado.